El pánico se apoderó este sábado de los habitantes de Damasco, que se
precipitaron para comprar reservas de comida y medicamentos ante el avance de las fuerzas rebeldes que aseguran haber empezado a rodear la capital siria.
Las manifestaciones antigubernamentales se multiplicaron en en regiones vecinas e incluso en Jaramana, un suburbio de damasco, donde jóvenes derribaron una estatua de Hafez al Asad, padre y predecesor del presidente Bashar al Asad.
«Tengo mucho miedo, por mí y por mi hija que aún no ha nacido», dijo Rania, una habitante de Damasco embarazada de ocho meses.
«Intenté encontrar medicinas esta mañana, pero no pude», contó a AFP, detallando que las farmacias ya habían cerrado.
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