Por Sandy de Rosa
Las tiendas chinas en República Dominicana incurren en tácticas que dañan el sistema tributario del país al evadir los impuestos sobre la renta convirtiendo esto en un delito grave de lavado de activos, evasión fiscal, asociación de malhechores y que violan las leyes con la empleomanía al no pagar seguro social ni TSS y botando empleados cada 3 meses para no darle prestaciones laborales.
Estas tiendas operan con márgenes de ganancia considerable, pero reportan ingresos mínimos para evitar impuestos más altos.
Además, vemos que en su mayoría no emiten facturas o recibos, lo que dificulta la fiscalización y el rastreo de las transacciones.
Es sin lugar a duda una oportunidad única en que el presidente Luis Abinader, se case con la gloria, una vez que defienda a los industriales, los comerciantes y negociantes de los extranjeros chinos que se han venido a burlar de este país, sus leyes, sus reglas y de todos los dominicanos.
Las autoridades han implementado medidas como inspecciones sorpresa y auditorías fiscales. Sin embargo, la evasión fiscal sigue siendo un desafío, ya que algunas tiendas continúan encontrando formas de evadir la ley.
La evasión fiscal no solo priva al gobierno de ingresos necesarios para financiar servicios públicos esenciales, sino que también crea una competencia desleal para otros comerciantes que cumplen con sus obligaciones tributarias.
Combatir la evasión fiscal en las tiendas chinas no solo beneficia al Estado, sino que también promueve la equidad y la transparencia en el mercado, contribuyendo a un entorno empresarial más justo y sostenible.
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