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Antonio Taveras explica que lo motivó a no votar por los cambios hechos al Código Penal


Antonio Taveras explica que lo motivó a no votar por los cambios hechos al Código Penal

El senador del Partido Revolucionario Moderno (PRM) se negó a votar por las modificaciones aplicadas por la Cámara de Diputados al Código Penal sin antes leerlas, y aseguró que los senadores nunca recibieron el documento de la versión final que enviaron a la cámara baja.

Para Taveras Guzmán los últimos pasos que se han dado en el Congreso Nacional con el Código han violentado los procedimientos y el carácter democrático de la discusión.

«Cuando, por ejemplo, grandes mujeres de la vida pública nacional, altas funcionarias, académicas, líderes sociales, comunicadoras y jóvenes profesionales hasta de nuestras propias familias nos hacen observaciones, nuestro deber es escuchar y tratar de comprender sus puntos de vista, no descalificarlas ni mostrarnos intolerantes o molestos ante el sonido de sus voces», declaró el senador y presidente de la Comisión de Justicia de la cámara alta.

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Discurso integro:

SEÑOR PRESIDENTE, COLEGAS SENADORES:

Quiero comenzar afirmando con total claridad: yo quiero Código Penal. Desde el 2020 he sido enfático en ese compromiso. Aspiro a un Código actualizado, moderno y que responda a las exigencias de justicia de nuestro tiempo. Así lo hemos demostrado con nuestro arduo trabajo en la comisión bicameral.

Pero también quiero institucionalidad, respeto por este Senado y por cada uno de los que integramos este hemiciclo.

Lamentablemente, lo que hoy se nos presenta no honra ni el reclamo social por un nuevo Código Penal ni la institucionalidad que decimos defender.

El pasado martes 22 de julio, este Senado aprobó una propuesta de Código Penal. Días después, desde la Cámara de Diputados, se comunicó que el proyecto contenía “errores técnicos” que debían corregirse, sin agotar los canales institucionales, lo que socava el trabajo técnico y legislativo de esta Cámara Alta.

¿Cuáles son esos supuestos errores? ¿Qué se ha cambiado exactamente? A más de una semana, los senadores aún desconocemos el detalle de esos ajustes. No sabemos si se trata de simples correcciones de forma o si se ha reescrito el fondo. Y eso no es un detalle menor.

Lo advertí en su momento: la prisa es mala consejera. Y hoy lo confirmamos. El afán de presentar un triunfo político ha dado paso a violaciones flagrantes del procedimiento legislativo.

Me pregunto, y lo hago con total seriedad: ¿tenemos dos cámaras con funciones complementarias? ¿Puede una cámara pasarle por encima a la otra? Como senadores, hemos recibido un mandato del pueblo y de nuestras provincias, por lo que estamos obligados a conocer con responsabilidad lo que vamos a aprobar y defender.

Desde el inicio, apostamos a una discusión abierta, con participación del Poder Judicial y del Ministerio Público, en el marco de la comisión bicameral. Pero no se puede excluir al Senado y pretender que lo valide todo a ciegas. Ni el Ministerio Público ni ninguna otra instancia pueden sustituir la labor legislativa de esta Cámara. En democracia, los poderes son independientes, y ese equilibrio debe respetarse.

Estamos ante un precedente grave: artículos no discutidos en comisión han sido modificados o introducidos sin transparencia. Eso no puede normalizarse.

Después de 20 años esperando un nuevo Código Penal, no podemos aprobarlo de forma apresurada, sin una revisión seria.

Como presidente de la Comisión de Justicia del Senado, debo decir con responsabilidad que no conozco el texto final que se pretende aprobar. Y eso, colegas, es tan inusual como preocupante.

Estoy convencido de que hay artículos valiosos en la pieza, pero no puedo votar por algo cuyo contenido desconozco.

Queremos un nuevo Código Penal. Yo quiero Código Penal. Pero no cualquiera. Queremos el mejor Código Penal posible, producto de un proceso serio, institucional y respetuoso.

También quiero recordar que el Congreso es la Casa de la Democracia, y estamos obligados a escuchar todas las voces.

Cuando, por ejemplo, grandes mujeres de la vida pública nacional —altas funcionarias, académicas, líderes sociales, comunicadoras, y jóvenes profesionales, incluso de nuestras propias familias— nos hacen observaciones, nuestro deber es escuchar y tratar de comprender sus puntos de vista, no descalificarlas ni mostrarnos intolerantes o molestos ante el sonido de sus voces.

Y algo más: que el Senado de la República y cada senador sean respetados. Que haya sensatez. Que la institucionalidad no se quiebre por apresuramientos o acuerdos truncos.

Hoy, mi voto es NO. Pero es un NO institucional. Un NO con responsabilidad histórica. Un NO que dice: el Congreso no se improvisa. Y que los senadores estamos aquí para entregarle a nuestra sociedad la mejor versión del Código Penal y del servicio legislativo.

El pueblo nos observa.

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