La flor de nochebuena, uno de los Ãconos más representativos de la Navidad, es mucho más que una simple decoración. Esta planta, conocida cientÃficamente como Euphorbia pulcherrima, está profundamente ligada a la tradición y biodiversidad de México, donde es endémica y tiene una rica historia cultural.
Pablo Matos Elfarord.com
POR.ELFARORD.COM De acuerdo con la Dra. MarÃa Lourdes Delgado Aceves, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), la nochebuena ha sido cultivada y admirada desde tiempos prehispánicos. En ese entonces, los nahuas la llamaban “cuetlaxochitl”, que significa “flor de cuero”, y la utilizaban como ornamento por su singular belleza. Más tarde, durante la colonia, los frailes franciscanos la incorporaron a las celebraciones religiosas de Navidad y Pascua, consolidándola como sÃmbolo de esta época.
Una planta mexicana para el mundo
La nochebuena, que crece de forma silvestre en barrancas y cañadas de estados como Jalisco, Guerrero y Michoacán, se ha convertido en un producto comercial de alcance global. Actualmente, hay más de 30 variedades disponibles en el mercado, con colores que van desde el rojo intenso hasta el blanco, amarillo y rosa.
Aunque paÃses como Estados Unidos, Francia y Alemania lideran la comercialización y desarrollo de cultivares, México, como el lugar de origen de esta especie, mantiene un papel central en su producción. Estados como Morelos, Ciudad de México y Puebla destacan por su planificación cuidadosa, que comienza hasta 10 meses antes de la temporada decembrina, con procesos rigurosos que incluyen control de temperatura y fotoperiodos para lograr los colores vibrantes que tanto la caracterizan.
El reto de conservar una planta nativa
Además de su valor cultural y comercial, la nochebuena enfrenta desafÃos relacionados con su conservación. Según la Dra. Delgado Aceves, es fundamental aprovechar la diversidad genética de la especie para mejorar su producción de manera sostenible y proteger su hábitat natural.
En México, el DÃa Nacional de la Flor de Nochebuena, celebrado cada 8 de diciembre, rinde homenaje a esta planta como sÃmbolo de identidad, cultura e historia.
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