Por: Manuel Díaz Aponte
No se vislumbra en el horizonte una salida digna a la eterna crisis haitiana, sociedad acostumbrada a vivir de las donaciones internacionales, a partir de su independencia (1804) y la posterior persecución contra los blancos colonizadores europeos.
A tres años del magnicidio contra el presidente Jovenel Moise las autoridades haitianas claman por el esclarecimiento del horrible crimen, que tuvo una característica transnacional con la participación de 18 supuestos sicarios colombianos, haitianos y dos estadounidenses.
Previo a ser asesinado el presidente Moise preparaba un listado para ser remitido al gobierno de Estados Unidos con nombres de poderosos políticos y empresarios que estarían vinculados al narcotráfico, según difundió el diario The New Times.
Haití sigue sucumbida en sucesivas tragedias que se reflejan en lo político, institucional, gobernanza, seguridad ciudadana, ambiental, ecológico, poblacional, convivencia social y marginalidad y pobreza.El mapa de la exclusión y miseria coloca a los haitianos como líderes mundiales obligando a sus ciudadanos a salir despavoridos hacia otras latitudes buscando alcanzar el soñado nivel de dignidad humana que en su propio país se les ha negado por décadas.
Conscientes de ello se lanzan hacia la aventura pretendiendo dejar atrás tantas injusticias y marginalidades sociales con tal de enrumbarse por el camino de la esperanza y de un mejor porvenir en un mundo donde sobrevivir alcanza la dimensión de héroe.
La comunidad internacional y de manera particular, República Dominicana, carga en sus hombros el terrible peso de la desgracia de Haití con ayuda sistemática, y por el otro lado, teniendo que enviar centenares de policías kenianos a sofocar la tropelía, violencia y perversidad de las pandillas armadas.
Entre los haitianos siempre hay un problema generado por ellos mismos, comenzando con la profunda crisis política e institucional, agudizada a partir del magnicidio del presidente Jovenel Moise (el 7 de julio 2021), en la habitación de su residencia en Puerto Príncipe.Casi un 40% del presupuesto anual dominicano destinado al área de salud es para cubrir los partos de las haitianas que vienen desde su territorio a alumbrar en los hospitales públicos del país, agregándole ahora la masiva matriculación de menores extranjeros en centros educativos públicos.
A ese respecto, el presidente Luis Abinader respondiendo a una pregunta en La Semanal realizada el pasado lunes en Monte Cristi, dijo sobre la excesiva presencia de estudiantes haitianos en las escuelas dominicanas: “Es obvio que los estudiantes dominicanos tienen que tener prioridad; si hay una (aula), después que lo ocupen los dominicanos, pues los hijos de los trabajadores extranjeros que están en el país podría ocuparla también pero las aulas de las escuelas y los liceos dominicanos tienen prioridad los dominicanos y eso está también en el protocolo de inscripción del Ministerio de Educación (Minerd)”.
Aquí, no solo ingresan las parturientas sino además personas envejecientes, delincuentes y enfermos, entre ellos, algunos con serios problemas mentales, que podemos ver deambulando por plazoletas, calles y ciudades de la República Dominicana.
RD rechaza supuestos maltratos de haitianos
Aun así, el gobierno haitiano sigue quejándose de supuestos maltratos a sus ciudadanos que viven en el país y recientemente el Ministerio de Asuntos Exteriores y Asuntos Religiosos de Haití, denunció lo que califica de “tratos inhumanos”.
Esa postura fue rechazada categóricamente por las autoridades dominicanas a través de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, que aseguró que el país tiene un compromiso con los Derechos Humanos y la dignidad de todas las personas, contradiciendo lo expresado por la nación vecina.
Siguen matanzas en Haití
Aunque los primeros 400 efectivos de Kenia, de un total de 1.000 que prometió el gobierno de esa nación africana, arribaron a suelo haitiano el 25 de junio para apaciguar los crímenes, desmanes y abusos de los bandoleros que controlan ese territorio, todavía se siguen produciendo matanzas contra los ciudadanos indefensos, así como violaciones de mujeres y niños.
¡Qué bárbaro!
La pregunta obligada es: ¿Cómo es qué aún sigue dirigiendo su bastión bandolero el reconocido criminal y expolicía, Jimmy Cherisier, alias “Barbecue”?
Ese mismo personaje ahora llama al diálogo después de sembrar el terror y de ser responsable del asesinato de centenares de haitianos incluyendo personal de seguridad policial.
Ante el recrudecimiento de la conflictiva crisis haitiana, el gobierno del presidente Luis Abinader refuerza la seguridad en la zona fronteriza entregando modernos equipos, vehículos blindados, aviones, helicópteros, carros de asaltos y logísticas a los miembros del Cesfront para asegurar el territorio nacional.
Redoblando la vigilancia
Obviamente, que la República Dominicana está compelida a redoblar la seguridad nacional y específicamente en el litoral fronterizo para evitar que pandilleros haitianos huyan hacia nuestro país.
Por eso, el mandatario encabezó la inauguración de las nuevas y remozadas instalaciones militares del 10mo. Batallón de Infantería del Ejército Dominicano en la Fortaleza Beller, Dajabón.
«Esta es la entrada a la rica, productiva y próspera región del Cibao, por lo que necesitaba ser fortalecida de manera orgánica con más personal, nuevas instalaciones y más equipos», expresó el comandante general del Ejército, Carlos Antonio Fernández Onofre.
Allí, los militares dispondrán de equipos tecnológicos para monitorear la movilidad humana en la zona limítrofe entre la frontera que divide República Dominicana con Haití.
Todos los sectores de la sociedad dominicana tienen que respaldar las disposiciones de las autoridades para vigilar permanentemente el espacio geográfico nacional. Es cuestión de brindar seguridad y proteger nuestro país.
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